Queridos amigos y familia,
Pues, ojala que no haya confusión con esta
carta. ¡No es mi intención confundir, sino inspirarles e invitarles a seguir
aprendiendo cosas nuevas en sus vidas! Sí, es con sonrisa que les declaro que
el sexto milagro de mi misión es haber aprendido español.
Camino en las calles todos los días. Hola…buenas…que
tal…hablo con todos. Es algo que nos ensenan aquí en la misión, ¡hay que hablar
con todos! Y lo hago. Hablo con personas desconocidas. Hablo con miembros de la
iglesia quienes viven aquí. Hablo con los que reciben nuestras visitas y
charlas y los que nos escuchen atentamente. Hablo los domingos del pulpito con
confianza y fluidez. Hablo con mis vecinos y con la señora que nos vende los
mejores corviches. Quejo un poco de las hormigas que nos infestan diariamente, me
rio con el hermano Lenin mientras andamos haciendo bienes. Puedo hablar de casi
cualquier cosa. Hablo de los desafíos de la vida. Puedo consolar, animar,
ensenar, testificar, y bromear. Ningún tema está fuera de mi alcance.
También, escucho…mucho. Escucho la música
en las calles y entiendo la letra. (Es secreto mío que voy a explorar mucho más
la música ecuadoriana cuando sea aprobado, cuando ya termine la misión. Me gusta
bastante la bachata, la salsa, y ciertos vallenatos.) Escucho los himnos en la
capilla los domingos. Y escucho a los consejos de Presidente Murphy y me
esfuerzo a vivirlos. Escucho gritos por la noche cuando la gente beba. Escucho
conversaciones en restaurantes, en el bus, y en la peluquería. Claro que
aprendo palabras nuevas cada día, pero puedo escuchar y entender a todo.
También leo y escribo en español. Leo las
escrituras y manuales de la iglesia. Veo y leo los letreros que tienen las
tiendas. Leo mensajes que me envían los otros misioneros para informarme de asuntos
importantes. Aparte de eso, leo cartas que recibo de vez en cuando de mis
conversos en la misión. Bueno, hay muchas más cosas que leo (las fundas en las
cuales vienen comida, las señales de tránsito, las configuraciones de la
computadora).
No ha sido fácil aprender el español. Muchas
personas me preguntan si me costó aprender y siempre les digo que, ¡sí! En el
principio me frustraba mucho. Yo tenía en mi mente los pensamientos que querría
decir y compartir, cada palabra y oración perfectamente sin querer equivocarme
en nada. Esto fue malo por dos razones. Primero, es pecado esperar hasta que se
pueda conseguir algo valioso sin tener que trabajar y esforzarse. Segundo, para
llegar a tener maestría en alguna habilidad, tiene que equivocarse porque es así
que aprendemos - de nuestros errores. Hay que trabajar. Hay que estudiar. Hay
que practicar. Hay que sudar. Y no hay que tener miedo de equivocarse porque
nada es gratis en la tierra y las cosas más valiosas vienen con trabajo arduo. Así
fue para mí el aprender español y así será por el resto de mi vida, mientras
busco más éxito en todo lo que hago.
El aprender español me ha cambiado la vida.
El poder a pensar y manejar otro idioma ha cambiado mi entendimiento de mi
idioma natal. Mientras más aprendamos, llegamos a tener un punto de vista más
grande y mejor del mundo. ¡Sigan aprendiendo cosas nuevas! Estudien otros
idiomas y culturas. No se desanimen por nada porque serán muy bendecidos por
sus esfuerzos. Los amo. Y también, amo el español.
-EE
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